Las chicas del sexto piso
A 603 le amputaron media pierna. Es una matrona rubia de cuarenta y tantos, que un día entró caminando, con diagnóstico de diabetes y una herida en el pie. Desde que volvió del quirófano no habla con nadie y cuando le preguntan algo hace como que no escucha, se voltea contra la pared y llora bajito. La 603 es un animalito asustado en un charco de Pervinox. Sólo se la oye cuando viene el Negro a visitarla. Lo acusa de llegar tarde por andar putaneando por ahí. También le dice que es un turro, un desagradecido y que nunca le gustó laburar. El sale al pasillo con los ojos rojos y le da puñetazos a la pared porque antes tenía un hijo pero ahora va a tener dos. Eso dice el Negro.
La 605 nació en 1928 y a los dos años se contagió poliomelitis. Diecisiete veces le operaron las piernas a 605. Ella nunca se casó, ni tuvo un hombre, ni nada y vivió con su mamá hasta que ésta se murió. Se ganó siempre la vida como planchadora y cuando no pudo más quedó al cuidado de alguna de sus nueve hermanas. Tiene un sobrino famoso que la viene a visitar. Pero muy poquito porque de todas formas 605 no se da cuenta de las cosas y no tiene gracia visitar a quien no lo puede apreciar. Hay una señora paraguaya que habla poco, observa mucho y le reza en silencio. 605 nada sabe de tanta dedicación pero a la señora no le importa porque a ella la escucha Dios.
La 606 lleva siete meses en esa cama. Ella dice que es “por lo de la epilepsia” y no tiene otra explicación. A la 606 le gusta salir a pasear por los pasillos en un camisón que transparenta los elásticos de la bombacha. A veces se envuelve en una frazada y baja al jardín del hospital. Se sienta en las hamacas vacías y piensa en su hijita. La extraña. Otras veces pide revistas prestadas, busca recetas de cocina y las copia en un cuaderno para cuando crezca su nena. A 606 le gusta el doctor Nicolás. Cuando Nicolás la revisa se hace la tonta pero ni bien él se da vuelta ella suelta un “¡papito, como te daría!” y se ríe sola de ser tan atrevida. Después de ocho semanas estable, a 606 le quisieron dar el alta. Le dijeron que ya estaba sana y que estar ahí, con tanta muerte rondando, no le hacía bien. Ella no estuvo de acuerdo y esa misma noche tuvo una convulsión.
La 604 era mi abuela. Pero ella ya no está en esa habitación.