¿Y vos de qué te reís?
Un amigo decía que no encontraba idea más disparatada que eso de ir al cine. “¿A quién se le ocurre encerrarse a oscuras con un montón de desconocidos?”, decía. Me divertía ese planteo. Me acordé del asunto el martes pasado, a la salida del teatro, cuando reparé en que mis amigos y yo le dedicamos el mismo tiempo a comentar la obra que a analizar las reacciones de quienes compartían con nosotros la platea. Más específicamente, sus risas. Quién lanzó una carcajada en el chiste obvio, quién fue rápido, leyó entrelíneas y fue precursor en una risa que después contagió a los demás, quién exageró, quién la pifió y se río cuando no era “políticamente correcto” hacerlo. Porque evidentemente no es poca la información que puede obtenerse de una persona a partir de lo que la hace reír. La risa delata complicidad, dice “soy un interlocutor válido, manejamos los mismos códigos”. Dispara la ilusión de la afinidad total. Por eso no hay momento que a uno lo desencaje más que cuando no entiende el chiste, se queda afuera, no pertenece. No encontrarle la gracia a algo puede llegar a ser la más violenta señal de incompetencia intelectual. La cuestión es que mis amigos y yo, sin proponérnoslo siquiera, asistimos a dos funciones de teatro: la que tenía lugar en el escenario y la de la platea, de la que formábamos parte, y en la que interpretábamos el papel de espectadores con vicio de escrutadores, ansiosos por saber algo de todos esos desconocidos, esos anónimos amenazantes con quien compartíamos una sala a oscuras.
4 Comments:
te recomiendo salir del cine de barthes en lo obvio y lo obtuso
me hace acordar a el chiste del elefante y el radiador, o el calefón, o algo así, que no tenía gracia, pero varios se ponían de acuerdo, uno lo contaba y todos se reían, con el sólo fin de hacer sentir fuera a alguien más. mundo cruel.
vengo leyendo desde mucho más abajo,
fiel al dicho...más vale tarde que nunca, me puse al día.
me gustó mucho leer lo que escribiste, puro estilo perezeniano, inedulible tu pluma, tu acidez, tu lírica irónica y tus palabras que se adentran sin pedir permiso.
a por más.
escriba pz, escriba!
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