Saturday, February 03, 2007

Dietética del sufrimiento/goce

De adolescente, me gustaba pensar que todas las personas que venían a este mundo sufrían y gozaban en la misma proporción. No importaba cuanto durara su vida, ni la intensidad de sus días, ni siquiera si habían nacido en la parte privilegiada del mundo o no.
Yo pensaba al sufrimiento/goce como una percepción subjetiva que tomaba una forma u otra por distintas razones según el contexto. De esto se desprendía que una persona plena de todos los dones de la naturaleza y con acceso a todas las comodidades y ventajas que este mundo puede proveerle, no era necesariamente más feliz que una segunda persona con limitaciones materiales y/o personales crudamente evidentes.
Yo suponía que el primero habría naturalizado todos esos atributos, comodidades y ventajas, los daba por sentados de un modo que no podía obtener ningún goce de ellos y para conseguir tan sublime sensación dependía de experiencias tan insólitas como extraordinarias. En el caso de aquel al que nada le había sido dado, se hacía más evidente lo fatigoso que resultaba obtener una cuota de placer, sin embargo tenía el don de hallarlo en lo más sencillo y cotidiano, allí donde los privilegiados no advertían nada por pura costumbre, por saciados.
Algo parecido, pero al inverso sucedía con el sufrimiento. Más allá de los padecimientos existenciales que nos igualan a todos del mismo modo que lo hace la muerte, en mi teoría el dolor de los no privilegiados era muy evidente y se desprendía de las grandes carencias. Aunque muchas menos de las que podía suponer un privilegiado, ya que de mismo modo que ellos habían naturalizados sus ventajas, estos otros habían naturalizado sus carencias hasta el punto de no padecer muchas de ellas. En cambio los saciados estaban muy expuestos al sufrimiento ante la más mínima y estúpida falta.
Las causas del sufrimiento/goce no podían ser más distintas, las intensidades eran las mismas: las humanamente soportables, eso creía yo.
Lo más extraño es que todo esto que puede interpretarse como un argumento conformista con el estado de las cosas o hasta reaccionario, en realidad surgía de la imperiosa necesidad de encontrarle la vuelta al absurdo de este mundo, de aportarle algún tipo de orden al caos, de no terminar de asumir la dolorosa y única certeza de que el mundo es injusto y ya. Que esa es una verdad concreta. Y que después habrá que ver que se hace o no para cambiarla.

2 Comments:

At 10:43 AM , Blogger Silabas Negras said...

Perez, que buenos post, y todos juntos, me alegra que haya escribido tanto. Vesos.

 
At 2:50 PM , Blogger cecilia said...

sí, qué buenos post. los leí el mismo día que los subiste pero no pude postear, nomás me quedé meditando, lo mismo que ahora.

además ahora estoy nerviosa.
escribí, escribí, escribí

 

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