Raptos
Una vez que enciende el fuego ese de su entusiasmo es como si un dios iracundo se le hiciera carne. Es como una existencia en celo. La urgencia del deseo más primitivo. Y no ve nada. No me ve. Pero yo me dejo arrasar por ella, por la otra. Es verla venir y dejarse. Y respirar ese huracán. Y escribir.
1 Comments:
Dejarse llevar. OTra vez. Hacia ahí. Descentrada como me siento por estos días, me hacés señales desde la orilla
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